LOS DESVELOS DEL DOXÓGRAFO

La tradición doxográfica consistía en recopilar, de diversas maneras, las opiniones de terceros autores.
¿Es posible otra escritura?
En la historia, los nombres y las fechas son circunstanciales, mojones arbitrarios y consuelo de nuestras íntimas aspiraciones. Un nombre y una fecha no son más que una ilusión, que nos permite velarnos, espejarnos en el otro. Tal vez, para ocultar y evidenciar que no somos más que objetos tallados con la inmaterialidad de la palabra; objetos de sentido incierto, aunque a veces verosímil.
Somos hablados, decimos lo dicho. En el mejor de los casos armamos, con unas cuentas coloridas y los espejos que nos circundan, un universo de probabilidades imposible de explorar en una vida.
Sin embargo, hablamos. Nos hacemos a la mar en pos de Las Molucas demostrando que el encuentro, la metáfora, no es más que un accidente imprescindible.
La metáfora, multiplicadora de sentidos, siempre necesita del otro, que se los otorga. Se es dicho, bien o mal, pero se es dicho. Construcción colectiva, en la que el destino de cada letra que la forja ha extraviado la causalidad.
Somos meros vectores del lenguaje. Cada quien se las arregla, de alguna manera, con las voces que lo habitan. Todo otro ideal pareciera casi alucinado.

Jorge Pablo Yakoncick.







miércoles, 24 de febrero de 2010

RICARDO REIS (Lisboa, 1914-1935). Odas florales y la presencia de la luna.

“El Dr. Ricardo Reis nació dentro de mi alma el día 20 de enero de 1914 alrededor de las once de la noche. Yo había estado oyendo una amplia discusión sobre los excesos, especialmente de realización, del arte moderno. Según mi manera de sentir las cosas, me fui dejando llevar por la onda de esa reacción momentánea. Cuando me di cuenta de lo que estaba pensando, vi que había concebido una teoría neoclásica y que la estaba desarrollando. La encontré hermosa y pensé que sería interesante si la desarrollaba según principios que no adopto ni acepto. Se me ocurrió la idea de hacer un neoclasicismo ‘científico’ (…)” (Fernando Pessoa).

Poemas seleccionados del libro Fernando Pessoa. Odas de Ricardo Reis, Ed. Pre-Textos, Valencia, 1998.



Odas publicadas en la revista Athena –Libro I de las odas- 1924.


IX

CORONADME de rosas,
coronadme en verdad
de rosas –
¡Rosas que se apagan
en frente apagándose
tan pronto!
Coronadme de rosas
y de hojas breves.
Y basta.



XII

LA flor que eres, no la que das, quiero.
¿Por qué me niegas lo que no te pido?
Tiempo habrá de negar
después de haber dado.
Flor, ¡séme flor! Si te cogiese avaro
la mano de la infausta esfinge, tú, perenne
sombra, errarás absurda,
buscando lo que no diste.



XVI

TUYAS, no mías, tejo estas guirnaldas,
que en mi frente renovadas pongo.
Para mí teje las tuyas,
que las mías no veo.
Si no pesa en la vida mejor gozo
que vernos, veámonos, y, viéndonos,
sordos conciliemos
lo sordo subsistente.
Coronémonos pues unos a otros,
y brindemos unísonos a la suerte
que haya, hasta que llegue
la hora del barquero.



XVIII

NOSTÁLGICO ya de este verano que veo,
lágrimas para sus flores empleo
en el recuerdo invertido
de cuando he de perderlas.
Traspasados los portales irreparables
de cada año, me anticipo a la sombra
en que he de errar, sin flores,
en el abismo rumoroso.
Y cojo la rosa porque la suerte manda.
Marcescente, la guardo, marchítese conmigo
antes que con la curva
diurna de la amplia tierra.



Odas de publicación póstuma, 1935-1994.


1.

MAESTRO, son plácidas
todas las horas
que nosotros perdemos
si en el perderlas,
cual en un jarrón,
ponemos flores.

No hay tristezas
ni alegrías
en nuestra vida.
Sepamos así,
sabios incautos,
no vivirla,

sino pasar por ella,
tranquilos, plácidos,
teniendo a los niños
por nuestros maestros,
y los ojos llenos
de Naturaleza…

Junto al río,
junto al camino,
según se tercie,
siempre en el mismo
leve descanso
de estar viviendo.

El tiempo pasa,
no nos dice nada.
Envejecemos.
Sepamos, casi
maliciosos,
sentirnos ir.

No vale la pena
hacer un gesto.
No se resiste
al dios atroz
que a los propios hijos
devora siempre.

Cojamos flores.
Mojemos leves
nuestras dos manos
en los ríos calmos,
para que aprendamos
calma también.

Girasoles siempre
mirando al sol,
de la vida nos iremos
tranquilos, teniendo
ni el remordimiento
de haber vivido.



3.

NO tengas nada en las manos
ni un recuerdo en el alma,

que cuando te pongan
en las manos el óbolo último,

al abrirte las manos
nada te caerá.

¿Qué trono quieren darte
que Átropos no te quite?

¿Qué laureles que no se mustien
en los arbitrios de Minos?

¿Qué horas que no te hagan
de la estatura de la sombra

que serás cuando estés
en la noche y al final del camino?

Coge las flores pero suéltalas,
de las manos apenas las miraste.

Siéntate al sol. Abdica
y sé el rey de ti mismo.



7.

SABIO el que se contenta con el espectáculo del mundo,
y al beber ni recuerda
que ya bebió en la vida,
para quien todo es nuevo
e inmarcesible siempre.

Corónenlo pámpanos, o yerbas o volutales rosas,
él sabe que la vida
pasa por él y tanto
cortan a la flor como a él
de Átropos las tijeras.

Mas él sabe hacer que el color del vino esconda esto,
que su sabor orgiástico
borre el gusto de las horas,
como a una voz que llora
el pasar de las bacantes.

Y él espera, alegre casi y bebedor tranquilo,
y sólo deseando
en un deseo mal tenido
que la abominable ola
no lo moje tan pronto.




Oda publicada en la revista Presença, 1927-1933.


XXVIII

PARA ser grande, sé entero: nada
tuyo exagera o excluye.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas.
Así en cada lago la luna toda
brilla, porque alta vive.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho el blog. Desde ahora lo voy a seguir. También lo invito a participar o reconmendar el blog en la revista digital de Marcos Juárez www.postarevistadigital.com.ar
Está muy lejos de ser un emprendimiento literario. Funciona desde una postura abarcativa, de la comunidad... pluralista. Quizá le interese comunicar sus visiones.
MariceL Di Genno
maricel00@hotmail.com