LOS DESVELOS DEL DOXÓGRAFO

La tradición doxográfica consistía en recopilar, de diversas maneras, las opiniones de terceros autores.
¿Es posible otra escritura?
En la historia, los nombres y las fechas son circunstanciales, mojones arbitrarios y consuelo de nuestras íntimas aspiraciones. Un nombre y una fecha no son más que una ilusión, que nos permite velarnos, espejarnos en el otro. Tal vez, para ocultar y evidenciar que no somos más que objetos tallados con la inmaterialidad de la palabra; objetos de sentido incierto, aunque a veces verosímil.
Somos hablados, decimos lo dicho. En el mejor de los casos armamos, con unas cuentas coloridas y los espejos que nos circundan, un universo de probabilidades imposible de explorar en una vida.
Sin embargo, hablamos. Nos hacemos a la mar en pos de Las Molucas demostrando que el encuentro, la metáfora, no es más que un accidente imprescindible.
La metáfora, multiplicadora de sentidos, siempre necesita del otro, que se los otorga. Se es dicho, bien o mal, pero se es dicho. Construcción colectiva, en la que el destino de cada letra que la forja ha extraviado la causalidad.
Somos meros vectores del lenguaje. Cada quien se las arregla, de alguna manera, con las voces que lo habitan. Todo otro ideal pareciera casi alucinado.

Jorge Pablo Yakoncick.







lunes, 7 de abril de 2014

JOAQUÍN GIANNUZZI, Apuntes de una Época

Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924 – Salta, 2008)
























HISTORIA NACIONAL

Entre no saber nada y saber lo que los otros
quisieron que supiera
debí elegir lo primero;
y después de haber dado rotunda finalidad a un escupitajo
hubiera aprendido con mis propias costillas,
con mis intestinos personales recorridos por cólicos;
hubiera andado derecho
dinamitando a mis espaldas lo que debió ser dinamitado.
Y no estaríamos aquí, inconclusos, manoteando,
reunidos a puntapié por nuestra propia clase,
discutiendo la manera de hacer un país,
de alzar los escombros después de haberlos vomitado,
haciendo de la historia un embrollo jadeante,
confundiendo los motivos con la hemorragia.
A todo esto nos habrán enterrado
sin haber tenido el coraje
de convertir el enjuiciamiento en un revólver.


ESTO TERMINA

¿De modo que querías tu lugar antes de morir?
Mirabas hacia la calle
donde el tiempo de la aceptación terminaba,
preguntando
cómo hubiera sido posible una redención personal,
algo justo en que ocuparse,
antes de que fuera demasiado tarde.
Cualquier cosa menos las manos en los bolsillos,
el tabaco y la frase inútil,
el razonamiento arruinado por la realidad,
la dialéctica privada
contradecida por el trapo sucio de la cocina.
Antes de que fuera demasiado tarde,
recordando
que hubo un momento decisivo y que eso pasó hace mucho tiempo,
y qusiste estar solo con tu historia particular,
sin conclusión alguna en mitad de la noche
y la fe regresando al útero del conocimiento.
Porque no tenías sustancia recuperable que ofrecer
sino tu neurosis, tu descalabro, tus uñas rotas
de tanto girar equivocado mientras lo cierto sucedía en la calle,
tu mala literatura y tu peor vida,
los golpes de la frente en el vidrio de la ventana.
Todo eso
para ofrecer a un mundo
que estaba cambiando a causa de la materia,
que acomodaba las cosas para un orden más claro,
que ajustaba las cuentas y las culpas
y que nada olvidaba, incluyendo
el sitio reservado a tu sepulcro.


AHORA SALGO

Me senté en la ventana
bebiendo mi café mientras el país se sacudía.
ensayé algunas meditaciones
en lugar de quebrar el decorado a balazos.
Y bien, aquello era demasiado
aún para un canalla como yo.
Quiero decir que de pronto entendí
que en esa sacudida no había nada de teatro,
y que todo iba a reventar en serio.
En la calle las caras se habían endurecido;
en los puños levantados se insinuaba
un conocimiento decisivo;
sonaron los primeros disparos
y entonces salí, me instalé en la historia.
Y era una lástima, de todos modos,
porque hubiera tenido filosofía para rato.


CRIMEN EN EL BARRIO

La policía se abrió paso
y procedió con pocas palabras.
El razonamiento conjeturaba que detrás de la puerta
algo había ocurrido. ¿Qué podía agregarse
a la mujer con un balazo en la cabeza
y al hombre estupefacto
rechazando la realidad de su propia obra?
Sin embargo, nosotros esperábamos
en el último lugar que la lógica
hubiera elegido para esperar,
como espectadores que permanecen en el teatro
ya caído el telón y borrado el escenario.
Pensé en la tarde remota de la pareja.
donde ahora había sangre
se amontonaron las dulces frases
con que todo empezó, un poco torpemente,
cuando ya mismo era tarde para quitarles el significado.
Ahora me pregunto qué hacemos aquí,
me pregunto por qué hay esperanza todavía,
en qué trama estamos aprisionados
cuando la fe se detuvo al comienzo del drama
y volvió codiciosa después del último acto.
No hay empresa terminada
en este oficio de locos que pide materia viviente
y emplea el amor, habitaciones, papeles, jardines,
para recuperar lo que la mente considera irrecuperable;
aunque el cáncer se instale entre el esposo y la esposa
y suene un revólver entre una mujer y un hombre.


ENSAYO DE LAMENTO INDIVIDUAL

Observando la indiferencia de este atardecer
sin duda hermoso pero demasiado impersonal para mí,
la cara solitaria se me entristeció
y nadie tuvo la culpa.
Y no tuve valor para salir
y gritar a cualquier parte: ¡aquí estoy yo!
¡tengo un nombre, un apellido, un domicilio!
¡quiero una oportunidad, un destino para mí exclusivamente!
Nadie habría acudido, por supuesto.
total, hace muchos años que no me ahorco
y a nadie le llama la atención.
Mi tragedia es tan poco decisiva
-un síncope entre dos bostezos,
un cólico no resuelto en el vientre-
que si me comprara un revólver fracasaría.
De manera que antes de estar técnicamente muerto
mi ideal sería convertirme
en un perro rabioso suelto en la calle principal.
Algo se pondría en marcha a mi alrededor,
una mutación en las cosas humanas por mi causa
y hasta el mismo atardecer
no desdeñaría mi persona como punto de referencia.


APUNTES DE ÉPOCA

Frecuencia de tiroteos
en las inmediaciones de nuestro cuerpo.
Las noches llegan como amenazas secretas.
Explosiones, aullidos de ambulancias y neumáticos,
pasos que se precipitan.
Espasmos de una gestación avanzada.
La vieja época
pierde el ritmo cardíaco, boquea
en el estanque seco de su propia historia.
Detrás de las puertas
cerradas a doble llave, pasador y moral sin dientes
todo el mundo conteniendo el aliento.

Timbales y música a volumen crítico.
El baile de los muchachos
del otro lado de la pared.
Desde aquí no hay mucho que explicar:
acumulo muecas, examino ideologías
pero en conjunto ignoro
si son libres o felices,
qué heroísmo reclaman, qué sueños conciben.
A veces hay un accidente en el tocadiscos
y entonces los muchachos
con puños y pies golpean las paredes
para escapar de estos tiempos difíciles y oscuros.
Con la rabiosa fe sin porvenir
de la mosca luchando en la mermelada.

La calle, esta mañana,
sólo ofrecía opciones mortales.
De los edificios descendían
entre bocanadas de humo y odio
sufrimientos de hombres, de mujeres y de
                                objetos manufacturados.
Morir sin esperanza era el único credo
y el mundo terminaba en los tachos de basura.
no era un momento surrealista, pueden creerme.
Y juro que los automóviles revelaban
su verdadera naturaleza criminal.


CABEZA FINAL

Modelada por la época,
apaleada por todas las ideologías,
no conoció la alegría de lo posible.
Sin música, inestable
como un comediante fracasado
esta cabeza calva toca a su fin.
en el melodrama matinal del baño
escupe los últimos dientes
y otras obras menores del destino.
Lo desconocido
va a rodearla como una oscuridad malsana.
Ahora se inclina bajo el agua, vacila
y lentamente cegada se abandona
a una vieja descomposición. Se acabó

su tiranía.