LOS DESVELOS DEL DOXÓGRAFO

La tradición doxográfica consistía en recopilar, de diversas maneras, las opiniones de terceros autores.
¿Es posible otra escritura?
En la historia, los nombres y las fechas son circunstanciales, mojones arbitrarios y consuelo de nuestras íntimas aspiraciones. Un nombre y una fecha no son más que una ilusión, que nos permite velarnos, espejarnos en el otro. Tal vez, para ocultar y evidenciar que no somos más que objetos tallados con la inmaterialidad de la palabra; objetos de sentido incierto, aunque a veces verosímil.
Somos hablados, decimos lo dicho. En el mejor de los casos armamos, con unas cuentas coloridas y los espejos que nos circundan, un universo de probabilidades imposible de explorar en una vida.
Sin embargo, hablamos. Nos hacemos a la mar en pos de Las Molucas demostrando que el encuentro, la metáfora, no es más que un accidente imprescindible.
La metáfora, multiplicadora de sentidos, siempre necesita del otro, que se los otorga. Se es dicho, bien o mal, pero se es dicho. Construcción colectiva, en la que el destino de cada letra que la forja ha extraviado la causalidad.
Somos meros vectores del lenguaje. Cada quien se las arregla, de alguna manera, con las voces que lo habitan. Todo otro ideal pareciera casi alucinado.

Jorge Pablo Yakoncick.







miércoles, 3 de febrero de 2010

ALDO PELLEGRINI (Rosario, 1903 - Buenos Aires, 1973). Cinco poemas.




Poemas seleccionados del libro CONSTRUCCIÓN DE LA DESTRUCCIÓN, Ed. A Partir de Cero, Buenos Aires, 1957.



CONSTRUCCIÓN DE LA DESTRUCCIÓN

Todo lo espero de las palabras. En su fiesta impalpable partiré a la conquista de las puertas. La palabra vacilante como rata ataviada de secretos. Y cuando las puertas se abren, la palabra inicial hunde su punta de cobre en la aventura del acercamiento.

Entonces estallan las disputas. La palabra reveladora sumerge su cuerpo resplandeciente en la oscuridad de la voz perdida. Ola rezagada que arrastra su agonía hasta la playa desierta. La palabra es inútil. La agonía es inútil.

En el desorden de las palabras las manos como intrusas se deslizan hasta la desnudez del instante. Predicadoras de nieve restablecen la calma en el mundo de los tesoros perdidos en los naufragios. Predicadoras que no quieren ser comprendidas.

El lenguaje es mi caracol privado. Allí oculto mi antigua marcha vertical porque he perdido mi verdadera morada. Me sobrepasa el coloquio entre el día y la noche y de pronto no sé de qué oscura estirpe provenimos los hombres.

Amantes de fuego, predicadoras de nieve, los reflejos me preceden, las sombras me siguen. En ese largo camino en pos de las palabras me descubro habitante del sobresalto y del desorden.

Pero sobre todo bebedor. Bebo mi propia voz y navego contra la corriente porque no me resigno a alejarme de mí mismo. Costoso equipaje de la identificación. Estoy frente al espejo como un cansancio de agua que se prolonga.

Qué fiesta de las palabras para la última noche del condenado. El ruido intolerable de las señales que corroen las explicaciones. El silencio de los acusadores y la feroz potencia de las palabras que nadie se atreve a pronunciar.

Ya estoy al nivel de las palabras submarinas. No es necesario explicar nada. Los significados mezclan sus inacabables tentáculos. Los exploradores de la confusión se sumergen en vano. Palabra fosforescente, alimento habitual de los crepúsculos.

Y los hombres se ciegan. Resplandor de la virginidad del verbo donde los templos se comunican su clamor de soledad. Los labios resecos inician en los portales la creación de Dios. Ardid de los nombres. Pero ni una sola palabra descifra la condición humana.

Sombra de un socorro. Me salvas del aniquilamiento. El viento atraviesa una casa deshabitada y descubre el silencio. Venido de todas partes el viento recorre mi soledad y recoge ese silencio que no quiere morir. Y así arrastra el exacto rumor de todos los hombres. Y el silencio andará por el mundo transformado en la fuente íntima de los secretos.



DISCURSO PARA UNA FIESTA CUALQUIERA

Cuando se está al pie de la escalera nos atrae la rueda de veneno de las alturas. Oh escalofrío, ahuyenta a los perros veloces, contempla los árboles sin medida, y apara la pequeñez de tu asombro, dóciles molinos de fatiga mueven tu caída.

Cuando tocamos la pared no es su consistencia lo que nos detiene sino su verdor, como si desafiando las cortinas una luz de cereza rozara la parte más dolorosa del espacio. Pero ni aún su verdor basta para despertar a la primavera, porque desde el fondo de los siglos descienden los profetas paralelos y un Cristo envejecido hace callar las melodías del buen tiempo.

El agua hierve en el furor de los antagonistas y un barquero se detiene a la orilla de los tambores. Qué combate de lentitud donde se cruzan los parpadeos y la atmósfera enfurecida deja escapar sus minerales a la hora del recogimiento.

Cómo tarda la rendición de los labios. El peligro enardece a las beldades aguerridas y en la confusión de las batallas del pudor logran finalmente la contemplación de la gracia. Entonces la realidad oculta su júbilo y desde las comarcas de la sorpresa una multitud de peregrinas descubren de pronto la magnificencia de sus cuerpos.

Y el pulso salta en el centro de sus entrañas liberando todo secreto. Una danza de lentitud se extiende por la piel hasta que los bebedores desconcertados se interrumpen para interrogar. He ahí el momento en que la risa resquebraja su espejo y la máscara de cinco dedos, embriagada de aire, se humilla en la paciencia.

Mediante una multiplicación de encrucijadas descubren el camino. Las costumbres cambian, los extranjeros llegan portadores de un ensueño de otros climas atravesando extensos desiertos colmados de una luz cegadora. Respirando humildemente, ávidos de silencio, los recién llegados construyen una oscuridad inhabitable.

Herederos del orgullo de antiquísimos reyes y del furor delirante de los profetas, conquistadores de los dominios del vértigo ¿a quién deben su ordenada confusión? Nada importa, ya no hay tiempo para el examen de los rostros. Cuando se termina la luz comienza la pesadilla. Ninguna posición alivia el tormento del espacio que no ha sido creado a la medida del hombre.

Oh espectáculo del espacio. Sólo bellos paisajes de porcelana y un rayo de sol que juguetea en la mano. Una multitud asiste intrépida al nacimiento de los árboles sólidamente unidos al destino de la tierra, mientras la libertad no encuentra su lugar.

Para el hombre la libertad, es decir, ni la tierra ni el cielo. Entonces declina el día y entornan las persianas para que la tarde abandone su aire de prisionera. Pero si bruscamente intentan cerrar los ojos y arrojarse, una mano desconocida los detiene, porque no hay lugar en el espacio, no hay salida en el reino de Dios.

Un espacio a la medida del hombre. Una libertad a la altura de la humillación. Exhibid con orgullo los bellos retratos de familia y marchad resignadamente hacia la fealdad reglamentaria. Oh sublime artificio de la fotografía. Nos reconocemos a través de todos los cambios y arrastramos el mismo nombre y el mismo cuerpo como una cadena por la ruta del tiempo.



ARQUITECTURA DEL DESPRECIO

No debes nunca despreciar por cansancio
debes despreciar por amor
creo en el desprecio
es decir: creo en el amor
porque el amor es inseparable del desprecio
el desprecio es el orden del día del amor

Oh noches de los grandes coloquios
es necesario despreciar a los ojos muy dulces inalcanzables hasta el [límite en que la mano se convierte en sombra
y amarlos cuando aparecen sorpresivamente en las calles unidos a un [mundo distante
y cuando los hemos amado y despreciado
despiertan por la mañana y nos hacen escuchar el sermón de Dios

Mañanas embriagadas de silencios extraños
silencios de los ojos grotescos a enorme distancia de la boca de [destino que hay que recorrer perseguido por todas las injurias
gota a gota el amargo sermón filtra su veneno en la piel rendida por la [noche
hasta que heridos en su orgullo
mis hermanos braman

Nada queda sino despreciar a los bellos ojos sin castigarlos
de manera muy sutil como la lluvia de la suerte
como la agonía que no puede ser lanzada en un grito

Y cuando hayas aprendido a despreciar, conquistarás la belleza, lugar [blanco del olvido, prisión de la estrella del vacío
y la despreciarás como acto de caridad
y lo harás para estar al servicio de Dios

Amarás a los imbéciles con su irresistible mirada de sombrero hongo
para que ellos te paguen con odio
hasta que el odio alcance la voluptuosidad del ruido
(revelación de la risa:
es necesario amarlos por desprecio
y así estarás al servicio de Dios)

Despreciarás a todo lo que se ama
amarás a tu prójimo hasta la extrema dimensión del desprecio
como el canto del mar cuando persigue pausadamente la unificación [de los contrarios
como la saciedad cuando deja su limosna en la mano del sueño
pero ante todo despreciarás a Dios el único
porque así sabrás despreciarte a ti mismo
porque así cumplirás la máxima realización
de pie ante el altar soportarás la fiebre de alto desamparo
oh Dios desenmascarado apoyando la mano en la gran frente del mar.



DECLARACIÓN DE AMOR

Hacia ti llevo blancos caballos de la brida
andando al ritmo tranquilo de tu aliento
erizadas las plumas y los errores, conduciendo un soplo de vida, un [soplo
un hambre vertiginosa cultivada en el desierto de los hombres

Hacia ti marcho con ojos para el asombro, oh viento sin consuelo
y recorro en mi marcha la ruta de las repeticiones
oh dolorosa, esperas sentada en el corazón de la aventura
hasta que se cierre el círculo y podamos crear la noche más pequeña
noche a la medida exacta de nuestra grandeza

Acostada al pie del altar de los sacrificios
profanas tu cuerpo para alcanzar la calma del metal en fusión
la calma de la más alta temperatura
donde tu piel ilumina el camino del abandono

Ya nada te detiene, donadora
brotando admirable en la exhuberancia de las florestas de deseo
cada vez más admirable
como el retorno del ave fénix que prefiere su mundo de cenizas
y cae feliz al ser desgarrada por los mastines de la noche

Nosotros dos, únicos creados no de barro sino de un soplo de lo divino
avergonzados de lo divino nunca podremos encontrarnos
nunca podremos encontrarnos porque sobre los dioses pesa la [sagrada incapacidad de sufrir
y vencidos por la necesidad de amar ascendemos hasta la cima [misma del conocimiento armados sólo de ceguera

Los buitres de la náusea esparcen su sordo rencor
hasta que declina la conciencia y un eje horizontal te conduce a la [muerte de los sonidos
impulsada por un curioso sentido de la orientación
te atrae la fuerza irresistible de las melodías de lo oscuro
abandonando el límite de ti misma
donde la máxima claridad agita sus tentáculos

El mar golpea a la altura de tu puerta con su llamado de ondas y su [oculto mensaje de naufragios
un rumor bravío de sueños de leones
te adormece
pero no hay descanso en la noche austral entre arquitecturas milagrosas
sacerdotisa oficiando una religión futura

No cuenta el amor donde la vida busca su alimento en el espacio de la destrucción
la memoria recorre un horizonte estéril que agoniza
y cambia de ruta para encontrar siempre la dirección de la asfixia
irritada por el persistente misterio de la pureza que todo lo fecunda

Simiente invadida por larvas
en lo interior y lo exterior, en la fuga y en el retorno
en la confusión de la tierra y el cielo, en el sometimiento al rito de la palabra
perdidas al mismo tiempo la dicha y la desdicha
perdido el simulacro, el encantamiento del ojo
perdida en un océano palpitante
enteramente sola
¡despierta!
yo he logrado hacer cantar al sol.



EXPLICACIÓN DE LO INEXPLICABLE

Una gota de sangre
donde no hay nadie, la paloma se cierne sobre los sueños
el pescador escucha, el sembrador se detiene y mira
pasar los ríos –oscura estirpe secreta- en busca de reposo

Ala de sombra, agua de soledad
los pescadores de esencias se nutren del pan cotidiano
como todos
como todos ciertamente duermen y al despertar
se asoman a la calle donde corre una multitud perseguida

Una gota de sangre y la paloma agonizante
confundida con el sol, muerte más fecunda que la vida
si la muerte es la condensación del placer ¿por qué el mundo es tan [bello
visto así a través de los párpados entreabiertos?

Vienen de lejos y van sin prisa porque su tiempo es eterno
y las costumbres lívidas se apartan
pero tienen que levantarse para buscar el pan
y sumarse a los perseguidos
a los agotados, turbios en la marcha
y lo hacen tan sólo porque simplemente la vida es bella
bella sin argumentos

Una gota de sangre
amarga como el hielo de la costumbre
con los rezagados, las distancias y ciertamente algunos minutos de [amor
breves
algunas mejillas que arden y cabellos como ríos
desatados –agua del hombre y del placer-
como ríos de extraña fascinación
como remolinos que borran todos los caminos
de viento y polvo y se despliegan
y ofrecen un cálido vaso de vino para que no olvides
una mirada que paraliza
y nuevamente el viento amargo como la risa

Perenne agonizante adherido siempre al hilo tenue de la memoria
¿qué es lo que debes olvidar?

Has descubierto el reino del reposo
la exaltación del empleo del tiempo.

2 comentarios:

Camila dijo...

Me encanta la poesía, por eso disfruto mucho de leer a diversos poetas. Me la paso en mis apartamentos en rosario leyendo diversos tipos de libros, ya sean poemas, novelas u otro estilo de cosas

JPY dijo...

Hola Camila, me alegra que disfrutes de la poesía y de la escritura en general ¿en tu trabajo?