LOS DESVELOS DEL DOXÓGRAFO

La tradición doxográfica consistía en recopilar, de diversas maneras, las opiniones de terceros autores.
¿Es posible otra escritura?
En la historia, los nombres y las fechas son circunstanciales, mojones arbitrarios y consuelo de nuestras íntimas aspiraciones. Un nombre y una fecha no son más que una ilusión, que nos permite velarnos, espejarnos en el otro. Tal vez, para ocultar y evidenciar que no somos más que objetos tallados con la inmaterialidad de la palabra; objetos de sentido incierto, aunque a veces verosímil.
Somos hablados, decimos lo dicho. En el mejor de los casos armamos, con unas cuentas coloridas y los espejos que nos circundan, un universo de probabilidades imposible de explorar en una vida.
Sin embargo, hablamos. Nos hacemos a la mar en pos de Las Molucas demostrando que el encuentro, la metáfora, no es más que un accidente imprescindible.
La metáfora, multiplicadora de sentidos, siempre necesita del otro, que se los otorga. Se es dicho, bien o mal, pero se es dicho. Construcción colectiva, en la que el destino de cada letra que la forja ha extraviado la causalidad.
Somos meros vectores del lenguaje. Cada quien se las arregla, de alguna manera, con las voces que lo habitan. Todo otro ideal pareciera casi alucinado.

Jorge Pablo Yakoncick.







martes, 17 de diciembre de 2013

JENÓFANES (570 - 475 a. C.)

Jenófanes, Fragmentos Probablemente Auténticos, Los Filósofos Presocráticos, t. I, Gredos, Madrid, 1978.


Ateneo, XI 462e:
Ahora, pues, es puro el suelo y puras las manos
y los cálices. Uno ciñe coronas entrelazadas;
otro vierte agradable perfume en un vaso.
La crátera está colocada rebosante de alegría;
otro vino, a punto, que promete no ha de faltar nunca,
dulce en las ánforas, oliendo a flor.
En el medio, el incienso despide un aroma santo;
hay agua fresca y dulce y pura,
al lado panes dorados y una mesa de honor
colmada de queso y miel espesa,
y en el centro un altar adornado con flores por todos lados.
Canto y ambiente festivo dominan la casa en todo su contorno;
y en primer lugar conviene que varones prudentes canten
himnos a dios, con mitos piadosos y discursos puros.
Después de haber ofrecido libaciones y orado para poder hacer
las cosas juntas –pues esto es lo que más de acostumbra-,
no es insolencia beber hasta el punto en que pueda volver
a casa sin ayuda de un siervo, si no se es anciano.
Entre los varones es de alabar aquel que, tras beber, manifiesta cosas nobles,
según le permiten la memoria y el esfuerzo por la virtud,
pero no se preocupa en luchas de Titanes ni de Gigantes
ni tampoco de Centauros, ficciones de los antiguos,
o de disensiones violentas, en las que nada útil hay;
siempre, en cambio, es un bien tener a consideración a los dioses.

Ateneo, X 413f:
Pero si con la rapidez de los pies obtuviera alguien victoria
sea en el pentatlo, donde está el templo de Zeus
junto a las corrientes del Pisa en Olimpia, sea en la lucha,
sea en el doloroso pugilato
o bien en la terrible competencia que llaman pancracio
sería más ilustre ante la mirada de sus conciudadanos,
disfrutaría de un visible lugar de privilegio en las reuniones
y sería alimentado por el erario público
gracias al Estado, y recibiría un regalo que sería un tesoro para él.
Y también si venciera con caballos, él obtendría todas esas cosas,
sin merecerlo como yo. Pues más valiosa que la fuerza
de varones o de caballos es nuestra sabiduría.
Pero sin querer uno se acostumbra a esto, si bien no es justo
preferir la fuerza a la verdadera sabiduría;
pues aunque entre el pueblo hubiera un buen púgil,
o quien prevaleciera en el pentatlo o en la lucha
o en la velocidad de los pies –lo cual es sumamente apreciado
entre cuantas obras de fuerza hay en las competiciones de hombres-,
no por eso el Estado contaría con un mejor orden.
Escaso disfrute para el Estado se produciría con esto:
con que algún competidor venciera en las riveras del Pisa;
pues tales cosas no engordan las arcas del Estado.

Ateneo, XII 526a:
Tras aprender de los lidios una lujuria perniciosa,
mientras vivían sin una odiosa tiranía,
marchaban hacia el ágora con mantos de púrpura,
en conjunto no menos de mil,
jactanciosos, adornados con apuestas cabelleras,
impregnadas de aroma con refinados ungüentos.

Ateneo, XI 18, 782a:
Nadie mezclaría en una copa vertiendo primero vino,
sino agua y sobre ella vino.

Ateneo, IX 368e:
Cuando enviaste un muslo de cabrito recibiste una pingüe pata
de toro engordado, obtenida en homenaje a un varón
cuya gloria se extenderá sobre toda Grecia sin cesar,
mientras exista la raza de los aedos griegos.

Diógenes Laercio, VIII 36:
Ahora voy a abordar otro tema, y mostraré el camino.
Y una vez, al pasar por donde un cachorro era castigado
cuentan que se compadeció y dijo estas palabras:
detente, no lo golpees; pues en verdad es el alma de un varón
amigo: la reconocí al oír el sonido de su voz.

Diógenes Laercio, IX 18:
Ya son sesenta y siete los años
que agitan mi desvelos a través de la tierra griega,
y desde mi nacimiento hasta entonces había pasado otros veinticinco,
si es que sé hablar con verdad acerca de estas cosas.

Etymologicum Genuinum:
Mucho más débil que un hombre envejecido.

Herodiano, Perì Dichrónôn 296, 6:
Pues desde antiguo todos han aprendido de acuerdo con Homero.

Sexto Empírico, Adversus Mathematicos IX 193 y I 289:
Homero y Esíodo han atribuido a los dioses todo
cuanto es vergüenza e injuria entre los hombres,
y narrado muy a menudo acciones injustas de los dioses:
robar, cometer adulterio y engañarse unos a otros.

Clemente de Alejandría, Stromateis V 109:
Pero los mortales creen que los dioses han nacido
y que tienen vestido, voz y figura como ellos.

Clemente de Alejandría, Stromateis V 110:
Pero si los bueyes, (caballos) y leones tuvieran manos
o pudieran dibujar con ellas y realizar obras como los hombres,
dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos,
los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a los bueyes,
tal como si tuvieran la figura correspondiente (a cada uno).

Clemente de Alejandría, Stromateis VIII 22:
Los etíopes (dicen que sus dioses son) de nariz chata
y negros; los tracios, que (tienen) ojos azules y pelo rojizo.

Escolio a Aristófanes, cab. 408:
Alrededor de la sólida morada hay plantadas (ramas del) abeto.

Estobeo, Eclogae Physicae, Dialecticae et Eticae I 8, 2:
Pues los dioses no revelaron desde un comienzo todas las cosas a los mortales,
sino que éstos, buscando, con el tiempo descubre lo mejor.

Ateneo, Epít. II 54e:
Conviene, en la estación invernal, decir estas cosas junto al fuego,
echado sobre un lecho blando, satisfecho,
mientras se bebe dulce vino y se come garbanzos:
¿quién eres y de donde, entre los hombres, vienes? ¿cuántos son tus años, noble varón?
¿qué edad tenías cuando llegó el medo?

Clemente de Alejandría, Stromateis V 109:
Un único dios, el supremo entre los dioses y hombres,
ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales.

Sexto Empírico, Adversus Mathematicos IX 144:
Todo (él) ve, todo (él) piensa, todo (él) escucha.

Simplicio, Física 23, 20:
Pero sin trabajo, con la (sola) fuerza de la mente, hace vibrar todas las cosas.

Simplicio, Física 23, 11-12:
Permanece siempre en el mismo (lugar), sin moverse,
ni le conviene migrar de un lado a otro.

Aecio en Teodoreto, IV 5:
De la tierra nacen todas las cosas y en la tierra terminan todas.

Aquiles Tacio, IV 34, 11:
Este límite superior de la tierra que se ve junto a los pies
toca el aire, pero hacia abajo se extiende hasta lo más profundo.

Simplicio, Física 188, 32:
Tierra y agua son todas las cosas que nacen y crecen.

Aecio, III 4, 4:
Fuente de agua es el mar y fuente de viento;
pues ni en las nubes (nacería la fuerza del viento
que sopla) desde afuera sin el mar inmenso,
ni las corrientes de los ríos ni el agua lluviosa del éter,
sino que el gran mar es generador de nubes, vientos
y ríos.

Heráclito Homérico, c. 44:
El sol se eleva por encima de la tierra y la calienta.

Escolio Eustacio a Il. XI 27:
La que llaman Iris es también una nube
púrpura , roja y verde amarillenta a la vista.

Sexto Empírico, Adversus Mathematicos X 314:
Todos hemos nacido de tierra y agua.

Sexto Empírico, Adversus Mathematicos VII 49:
No hay ni habrá un varón que haya conocido lo patente
o haya visto cuantas cosas digo acerca de dioses y de todo.
Pues aunque llegara a expresar lo mejor posible algo acabado,
él mismo no lo sabría; la conjetura, en cambio, ha sido asignada a todos.

Plutarco, Questionum Convivalium 746b:
Que estas cosas sean conjeturadas (de modo que) se asemejen a las verdaderas.

Herodiano, Perì Dichrónôn 296, 9:
Cuantas cosas se han manifestado a los mortales han de ser vistas.

Herodiano, Perì Monérous Léxeôs  30, 30:
También en ciertas cavernas gotea agua.

Herodiano, Perì Monérous Léxeôs  41, 5:
Si dios no hubiese engendrado la miel amarillenta, se diría
que los higos son muchos más dulces (de lo que nos parecen).


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