LOS DESVELOS DEL DOXÓGRAFO

La tradición doxográfica consistía en recopilar, de diversas maneras, las opiniones de terceros autores.
¿Es posible otra escritura?
En la historia, los nombres y las fechas son circunstanciales, mojones arbitrarios y consuelo de nuestras íntimas aspiraciones. Un nombre y una fecha no son más que una ilusión, que nos permite velarnos, espejarnos en el otro. Tal vez, para ocultar y evidenciar que no somos más que objetos tallados con la inmaterialidad de la palabra; objetos de sentido incierto, aunque a veces verosímil.
Somos hablados, decimos lo dicho. En el mejor de los casos armamos, con unas cuentas coloridas y los espejos que nos circundan, un universo de probabilidades imposible de explorar en una vida.
Sin embargo, hablamos. Nos hacemos a la mar en pos de Las Molucas demostrando que el encuentro, la metáfora, no es más que un accidente imprescindible.
La metáfora, multiplicadora de sentidos, siempre necesita del otro, que se los otorga. Se es dicho, bien o mal, pero se es dicho. Construcción colectiva, en la que el destino de cada letra que la forja ha extraviado la causalidad.
Somos meros vectores del lenguaje. Cada quien se las arregla, de alguna manera, con las voces que lo habitan. Todo otro ideal pareciera casi alucinado.

Jorge Pablo Yakoncick.







martes, 11 de marzo de 2014

DRUMMOND DE ANDRADE

Carlos Drummond de Andrade 
(Itabira, 1902 – Río de Janeiro, 1987)





SENTIMENTAL

Me pongo a escribir tu nombre
con fideos de letritas.
En el plato, la sopa se enfría, llena de escamas

desgraciadamente falta una letra
¡una letra solamente
Para acabar tu nombre!

-¿Estás soñando? ¡Mira que la sopa se enfría!

Yo estaba soñando…
Y hay en todas las conciencias este cartel amarillo:
“en este país está prohibido soñar”.


EN MEDIO DEL CAMINO

En medio del camino había una piedra
había una piedra en medio del camino
había una piedra
en medio del camino había una piedra.

Nunca me olvidaré de ese acontecimiento
en la vida de mis retinas tan fatigadas.
Nunca me olvidaré que en medio del camino
había una piedra
había una piedra en medio del camino
en medio del camino había una piedra.


CABARET MINEIRO

La bailarina española de Montes Carlos
danza y danza en la sala mestiza.
Cien ojos morenos están desnudando
su cuerpo gordo picado de mosquitos.
Tiene una señal de bala en el muslo derecho,
la risa postiza de un diente de oro,
pero es linda, linda, gorda y satisfecha.
¡Cómo bambolea las nalgas amarillas!
Cien ojos brasileños están siguiendo
el balanceo dulce y suave de sus tetas…


NO TE MATES

Carlos, sosiégate, el amor
es eso que estás viendo:
hoy besas, mañana no besas,
pasado mañana es domingo
y el lunes nadie sabe
qué pasará.

Es inútil resistir
o aun suicidarse.
No te mates, oh no te mates,
resérvate todo para
las bodas que nadie sabe
cuando vendrán,
si es que vendrán.

El amor, Carlos, tú telúrico,
la noche pasó en ti
y los complejos sublimándose,
allá adentro un barullo inefable,
oraciones,
victrolas,
santos que se persignan,
anuncios del mejor jabón,
barullo que nadie sabe
de qué, para qué.

Mientras tanto caminas
melancólico y vertical.
Eres la palmera, eres el grito
que nadie oyó en el teatro
y todas las luces se apagan.
El amor en la sombra, no, en la claridad,
es siempre triste, hijo mío, Carlos,
pero no digas nada a nadie,
nadie sabe ni sabrá.


LOS HOMBROS SOPORTAN EL MUNDO

Llega un tiempo en que no se dice más: Dios mío.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en el que no se dice más: mi amor.
Porque el amor resultó inútil.
Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.
Y el corazón está seco.

En vano mujeres llaman a tu puerta, no abrirás.
Quedaste solo, la luz se apagó,
pero en las sombras tus ojos resplandecen enormes.
Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de tus amigos.

Poco importa que venga la vejez ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y él no pesa más que la mano de una criatura.
Las guerras, las hambres, las discusiones dentro de los edificios
prueban apenas que la vida prosigue
y que no todos se liberaron aún.
Algunos, hallando bárbaro el espectáculo,
preferirían (los delicados) morir.
Llegó un tiempo en que nada se gana con morir.
Llegó un tiempo en que la vida es una orden.
La vida apenas, sin mistificación.


MANOS JUNTAS

No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré al mundo futuro.
Estoy prendido a la vida y miro a mis compañeros.

Están taciturnos pero nutren grandes esperanzas.
Entre ellos, considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos apartemos mucho, vamos de manos juntas.

No seré el cantor de una mujer, de una historia,
no diré los suspiros al anochecer, el paisaje visto desde la ventana,
no distribuiré estupefacientes o cartas de suicida,
no huiré hacia las islas ni seré raptado por serafines.
El tiempo es mi materia, el tiempo presente, los hombres presentes,
la vida presente.


RECUERDO DEL MUNDO ANTIGUO

Clara paseaba en el jardín con las criaturas.
El cielo era verde sobre el pasto,
el agua era dorada bajo los puentes,
otros elementos eran azules, rosados, anaranjados,
el guardia civil sonreía, pasaban bicicletas,
la niña pisó el césped para atrapar un pájaro,
el mundo entero, Alemania, China, todo era tranquilo alrededor de Clara.
Las criaturas miraban al cielo: no estaba prohibido.
La boca, la nariz, los ojos estaban abiertos. No había peligro.
Los peligros que Clara temía eran la gripe, el calor, los insectos.
Clara tenía miedo de perder el tranvía de las 11,
esperaba cartas que tardaban en llegar,
no siempre podía usar vestidos nuevos ¡¡¡Pero paseaba en el jardín, por la mañana!!!
¡¡¡Había jardines, había mañanas en aquel tiempo!!!


BÚSQUEDA DE LA POESÍA

No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte frente a la poesía.
Ante ella, la vida es un sol extático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan indefenso a la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu careta de gozo o de dolor en la oscuridad
son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que prevalecen sobre el equívoco e intentan el largo viaje.
Lo que piensas y sientes, eso todavía no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es música oída al pasar; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, la lluvia y la noche, fatiga y esperanza nada significan.

La poesía (no saques poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques.
No indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y abusos, vuestros esqueletos de familia
desaparecen en la curva del tiempo, son algo inservible.

No recompongas
y sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Si se disipó, no era poesía.
Si se quebró, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allí están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, pero no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Están allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si son oscuros. Calma, si te provocan.
Espera que cada uno se realice y consume
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas del suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concentrada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada una
tiene mil rostros secretos bajo el rostro neutro
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le dieras:
¿trajiste la llave?

Fíjate:
huérfanas de melodía y de concepto,
ellas se refugiaron en la noche, las palabras.
todavía húmedas e impregnadas de sueño,
ruedan en un río difícil y se transforman en desprecio.


CANTO ESPONJOSO

Bella
esta mañana sin carencia de mito,
y miel absorbida sin blasfemia.

Bella
esta mañana u otra posible,
esta vida u otra invención,
sin, en la sombra, fantasmas.

Arena húmeda se adhiere al pie.
Engullo el mar, que me engulle.
Valvas, curvos pensamientos, matices de la luz azul
completa
sobre formas constituidas.

Bello
el paso del cuerpo, su fusión
en el cuerpo general del mundo.
Gana de cantar. Pero tan absoluta
que me callo, repleto.